Kerstin Tristan, una abuela de 56 años, no siempre fue fanática de los tatuajes. Antes de 2015, incluso los odiaba. Pero después de su primer tatuaje ese mismo año, su perspectiva cambió por completo.
“Solo quería probar algo nuevo. Solo vivimos una vez”, dijo.
Desde entonces, ha gastado alrededor de 30.000 euros (aproximadamente 32.000 dólares estadounidenses) en tatuajes. Hoy es una sensación en las redes sociales con más de 190.000 seguidores en Instagram y millones de visitas en TikTok.
Sus tatuajes incluyen rosas brillantes, estampados de leopardo y retratos detallados que hacen de su cuerpo una verdadera obra de arte. Ella disfruta de su transformación y dice: “Cuando me miro al espejo, veo un hermoso prado de flores”.
La historia de Kerstin demuestra que la autoexpresión no tiene límites de edad.
