Muchos de vosotros probablemente estáis familiarizados con esta emotiva película que toca el corazón y deja un impacto duradero.
Sin embargo, lo que muchos quizás no sepan es que el perro que aparece en la película no era ficticio: era un animal real y la historia está basada en hechos reales.
Este devoto perro, llamado Hachiko, fue adoptado por un profesor llamado Hidesaburo Ueno.
Los dos vivían juntos en Tokio, donde el perro esperaba fielmente cada día el regreso de su amo.
Trágicamente, un día, Ueno nunca regresó. Había muerto, pero Hachiko continuó esperando en la estación, sin saber del destino de su dueño.
En 1925, la muerte de Ueno marcó el final de su compañía, pero la lealtad del perro no sería olvidada.
La historia de Hachiko rápidamente capturó los corazones de personas de todo el mundo, y se escribieron innumerables artículos sobre su inquebrantable dedicación.
