A primera vista, parece como si alguien hubiera colocado una estructura natural sobre una pradera. En realidad, se trata de un árbol con una copa que se extiende casi 50 metros de ancho. Estos casos no son comunes, pero existen, y a menudo involucran especies como el Samanea saman, más conocido como el “árbol de la lluvia” o árbol paraguas, que crece en regiones tropicales y es conocido por su amplia y densa copa.
Lo que hace especiales a estos árboles no es solo su tamaño, sino también la sensación de refugio que brindan a personas, animales e incluso ecosistemas enteros. Su copa filtra el sol, retiene la humedad y crea un microclima bajo ella.
Mientras que la mayoría de las personas hoy en día buscan inspiración en la arquitectura, la tecnología y el diseño, la naturaleza ofrece sus propias maravillas cada día: libre, tranquila y sin ninguna intención de impresionar, pero lo logra.